domingo, 25 de julio de 2021

Vacaciones

No me correspondían las vacaciones en julio, pero mi jefa decidió que era preferible que cogiera el primer turno y «que me relajara». Dicho así parecía un buen deseo, pero yo sabía que no era eso, sobre todo cuando añadió: «o te vas de vacaciones o te despido». Lo cierto es que el impacto de sus palabras me atenazó, que mi diosa me hablase de esa forma fue insoportable, si bien entendía sus razones.

Llevó muy mal que la galería donde expusieron aquellas esculturas maravillosas, se quejara a la dirección de la revista de que no era razonable mi comportamiento: yo solo me había masturbado tres veces delante de aquella mujer que me recordaba tanto a… Y lo asumí, debía recrearme con el castigo que mi jefa quisiera ejercer sobre mí.

Fue error mío, sí, pero como otros incidentes que habían ido ocurriendo, desde que estaba trabajando con ella, solo deseaba normalizar mi sexualidad, y no lo conseguía de becario en una revista donde el sexo es el centro de nuestras vidas. A veces el problema aparecía cuando me aproximaba a las fuentes de documentación, y ocurrían incidente. Sin embargo, la mayoría de ocasiones las causas se debían a mis conductas erráticas. Todos esto sería diferente si mi jefa, mi amor platónico…

¿Platónico?

Al principio quizás fuera un sentimiento romántico, los primeros días, en los que me deleitaba escuchándola, contemplándola, persiguiendo los besos que se le escapaban al respirar, como recordaba la canción.

Después no fue así. Y, ahora, conforme pasaba el tiempo, era mucho peor. En el momento que cerraba los ojos la imaginaba a ella, y desde luego no desde una perspectiva etérea, sublime. Muy al contrario.

De hecho, cuando salí de su despacho, tras detener mi corazón amenazándome con despedirme, fue increíble. Me recosté en el asiento, cerré los ojos y rememoré cómo acepté su propuesta.

—¡Por favor no me eches! —Supliqué.

—Sánchez, me lo pones muy complicado.

—Sé que mi conducta no ha sido adecuada, pero a tu lado puedo crecer y…

—No se trata de eso —Interrumpió—. No puedo creer que te atraiga más una escultura que —dudó un instante— yo, que una mujer de verdad quiero decir.

—¡No es así! —Alcé la voz.

—¡Pero si te corriste en su cara!

—Imaginando que era la tuya —Confesé.

—¿Qué dices, loco?

—Decenas de veces he soñado con ese momento, y con otros.

—Es tan real —Apenas

—¿Otros, Sánchez?

—Sí, sueño con tus tetas, con acariciarte el culo, agarrar con fuerza tus glúteos, separarlos y después…

—Detente, Sánchez, ¿Qué te ocurre? —Volvió a interrumpir mi discurso.

—Jefa, tú sabes que te deseo y que me vuelve loco estar contigo y…

—Mañana te vas de vacaciones o te despido. Ya te avisaré cuándo debes reincorporarte.

Muchas veces he divagado por mi imaginación, delirando, creyendo que eran situaciones reales, hasta que volvía a la realidad. En esta ocasión fue diferente, me dejé arrastrar por la urgencia de sentir que podía perderla, por la pasión que siento cuando estoy a su lado, y opté por lo peor: decirle todo lo que sentía, sin ningún filtro, en caliente, tal cómo yo me sentía en ese momento,

Me fui de vacaciones, con la angustia de no saber si algún día volvería y, caso de hacerlo, con qué rostro me postraría ante ella.

Me fui desesperado. 

1 comentario:

  1. Gran historieta, pero necesito mas partes de este joya porque..... Bueno
    no pude acabar ;).Saludos desde Venezuela.

    ResponderEliminar

La puerta abierta

Y allí estaba yo, delante de ella, de mi jefa, en su despacho. No interpuso mesa entre nosotros que pudiera entorpecer nuestro encuentro. Mu...